sábado, 28 de agosto de 2010

LAS IDEAS

Como los personajes de los textos de ficción, las ideas viven, se mueven, crecen, respiran. Las ideas viven de las ideas. Impulsan a los hombres desde afuera y desde adentro de ellos mismos. Al pensar, los hombres dialogamos con un cosmos de ideas que nos rodean: aplastándonos o alimentándonos, amordazándonos o estimulándonos. Al pensar, los hombres nos hacemos responsables del mundo: todos somos el mundo porque todos lo hemos ido dibujando con nuestros pensamientos. Por las ideas nos relacionamos con el universo. Ellas son nuestra atalaya de él. Más que la realidad, nuestra percepción de la realidad; más que el mundo, nuestra legibilidad del mundo; más que la voz del tiempo, nuestra manera de escuchar el tiempo... Ideas para crear, para discurrir, para imaginar. Ideas que son verdades parciales: síntesis de lo que aceptamos y rechazamos, de lo que asumimos falso o de lo que creemos verdadero. Las ideas son dueñas del secreto del tiempo: en su vivacidad, en su brillo, vive la eternidad de los instantes. Insustituible, definitiva, siempre útil, siempre inteligibilidad viva, lectura, impresión, imagen, recuerdo: una idea...