viernes, 4 de marzo de 2011

HACE MUCHO TIEMPO...

Hace mucho tiempo, mi casa empezó a hacerse sólo separación; luego, a medida que me desplazaba por territorios en los que aprendí a reconocer mi rostro en medio de otros rostros, la fui transformando en morada desde la que tendí puentes hacia el afuera. Poco a poco, he aprendido a hacer de mi casa voluntad: de resistencia, de continuidad, de esperanza. Mi casa: sitio donde protegerme de ese sentido inhóspito y carcelario que tantas veces posee la vida; escondrijo del que estarán necesariamente ausentes las intromisiones, los rostros prescindibles, los innecesarios testigos.