sábado, 4 de junio de 2011

LA CURIOSIDAD, LA FE...

En un cuento de su libro El informe de Brodie, "El evangelio según San Marcos", Borges escribe: "Los hombres a lo largo del tiempo han repetido siempre dos historias: la de un bajel perdido que busca por los mares mediterráneos una isla querida, y la de un Dios que se hace crucificar en el Gólgota". Imágenes de dos actitudes humanas contrapuestas: la curiosidad y la fe. Odiseo, en sus interminables travesías, abre la ruta del viaje y la búsqueda, de los descubrimientos y de la experiencia, del aprendizaje que crece y vive. Cristo, crucificado en el Gólgota, simboliza la fe, la devoción ante lo revelado. La razón dibuja en la experiencia del recorrido una meta y un destino. La fe se extasía ante imágenes definitivas. Las aventuras de Ulises emblematizan el viaje y la acción, la duda y la crítica, la refutabilidad posible de cualquier argumento. La cruz sobre el Gólgota, recortada en un vacilante ocaso, encarna la inamovilidad de lo innegable y la irrefutabilidad de todos los argumentos. Curiosidad y fe: Itaca y el Calvario; Homero y Sócrates de un lado, del otro Cristo...