viernes, 22 de julio de 2011

AL SER DE PALABRAS LE OBSESIONA EL FRACASO...

Al ser de palabras le obsesiona el fracaso: un sentimiento que, en su caso, encarna en el temor de no alcanzar a conseguir eso que siempre percibió como una meta para la que la vida lo había destinado. Le perturba no cumplir con un destino que, acaso, imagina escrito para él. El fracaso se dibuja ante el ser de palabras como convicción del tiempo desperdiciado en esfuerzos que parecieran no conducir hacia ningún lado. El ser de palabras vive sometido a la inacabable prueba de fe en sí mismo. Le es necesaria la convicción de que sus vigilias de años en torno a un libro, por ejemplo, puedan llegar a justificarse en páginas que lo señalen sólo a él. Quiere, por sobre todo, dejar alguna huella con su obra. La desidentificación que es el destino de mayorías anónimas y grises lo atormenta. No quiere ser como los muchísimos otros; pero bien sabe que deberá justificar con una obra digna esa voluntad y ese deseo de diferencia.