miércoles, 30 de noviembre de 2011

UN AUTOR CON EL QUE DESDE HACE AÑOS MANTENGO UNA RELACIÓN MUY CONTRADICTORIA ES EMIL CIORAN...

     Un autor con el que desde hace años mantengo una relación muy contradictoria es Emil Cioran. ¿Por qué suele ser tan frecuente hallar incuestionables expresiones de sabiduría en seres de palabras que se ahogaron en sus propios laberintos o en lo más profundo de sus infiernos? Si distingo en Cioran a un ser permanentemente insatisfecho con todo y de todo, inagotable vociferador de su amargura e incansable teórico de una aparente autodestrucción; infeliz por voluntad propia y extraviado por voluntad propia, muy a menudo estridentemente absurdo, entonces me inclino a mirarlo con el más profundo desdén. Pero si contemplo al ser humano que, con sus escritos, supo aludir a irrefutables realidades de la condición humana, no puedo menos que incluirlo entre mis más fervientes devociones. Creo que de Cioran es necesario pasar por sobre sus caricaturas y estridencias, y detenerse en esas irrefutables respuestas que él, como nadie, supo vislumbrar y comunicar. Cuando pienso en su escritura tres palabras vienen a mí: refugio, rebeldía y resistencia. Las tres tienen todo que ver con una escritura entendida como conjuro de tantas cosas que nos alienan desde el afuera: códigos demasiado acatados, excesivos lugares comunes, veneraciones incomprensibles, aburridísimas obediencias, mímicas que nos resulta imposible repetir...