jueves, 15 de diciembre de 2011

DESVANECIDA EN NUESTRO TIEMPO LA NOCIÓN DE VERDAD ÚNICA...


Desvanecida en nuestro tiempo la noción de verdad única, ¿quién podría aún aspirar a decirla o a pretender poseerla? No el ser de palabras, desde luego, quien no puede sino esforzarse en descubrir en su palabra una forma esencial de verdad: subjetiva y parcial, siempre circunstancial, pero, sobre todo, comunicable. “Yo no he inventado nada, no he sido más que el secretario de mis sensaciones”, dice Cioran en De lágrimas y de santos. A partir de sus sensaciones, los seres de palabras escriben. Y ésa es su más extraordinaria potestad: nombrar sus sentimientos que son, también, los sentimientos de todos los hombres. En la medida en que las imágenes creadas por su voz alcancen su espacio social y lo cubran, podremos hablar del más alto destino concebible para el ser de palabras: escribir los símbolos que identifican lo humano dentro del tiempo.