domingo, 18 de diciembre de 2011

EN EL VENEZOLANO MARIANO PICÓN SALAS...


     En el venezolano Mariano Picón Salas descubrí la maravillosa significación de la escritura al servicio de la vida, genuino apoyo de ésta. En uno de sus libros esenciales, escrito poco antes de morir, Regreso de tres mundos, Picón Salas comparte con nosotros, sus lectores, un extraordinario secreto: es muchísimo más difícil vivir que teorizar sobre la vida. Regreso... fue para mí el descubrimiento de la más válida opción de escritura: permitir a quien escribe aferrarse, junto con sus voces, a ciertas verdades descubiertas, destinándolas a convertirse en espacio que compartir con otros.

     Regreso de tres mundos es un libro del fin del camino; de itinerarios que se cierran, y balances y despedidas. El primero de sus capítulos se remonta al origen de la memoria de Picón Salas: la niñez y la adolescencia; y, precisamente, “Adolescencia” es su título. Es terriblemente difícil ese temprano hacerse junto a los otros o ese comenzar a ser junto a tantos otros que es la adolescencia; tiempo en que abandonamos la soledad de la infancia, con todos esos espejismos que pudieron hacernos creer que el mundo existía sólo para nosotros. Quizá el primer descubrimiento del adolescente sea la significación de los otros: seres frente a quienes es necesario ser, o ser a pesar de ellos o en contra de ellos. La adolescencia es la más difícil y riesgosa de las épocas. Muchas cosas se juegan en ella; mucho destino se dibuja en ese espacio temporal, áspero, espinoso comienzo de esa construcción que llegaremos a ser.

     En el capítulo titulado “Tentación de la literatura” Picón Salas habla del significado que tuvo la escritura para él: le sirvió para cubrir vacíos y calmar temores, para dominar incertidumbres y afirmar convicciones. Gracias a ella, confiesa, descubrió enseñanzas en todas las circunstancias que lo rodearon. Escribir fue catarsis y autodescubrimiento; significó forzarse a mirar dentro de sí: a confrontarse, muchas veces de manera desgarradora.

     El último de los capítulos, “Añorantes moradas”, es, a mi juicio, el mejor de todos. Él plantea una insoslayable conclusión: todo lo vivido es experiencia; y de lo que se trata es de llegar a sentirnos bien con nosotros mismos, satisfechos de nuestros logros y nuestros recorridos. Creo que ése es, a fin de cuentas, el gran mensaje de Regreso... El triunfo en la vida... ¿Qué significa “triunfar” en la vida? Picón Salas nos dice su versión: no se trata de acumular poder ni dinero. Ni uno ni otro bastan. Ninguno de ellos es suficiente. Son cosas mucho más intangibles y trascendentes las que realmente pueden llegar a colmarnos: ésas que, si hemos aprendido realmente de las enseñanzas de nuestros pasos y actos, deberíamos valorar más que cualquier otra cosa: la fortaleza de espíritu, la serenidad, la autoconfianza y, por sobre todo, cierto íntimo acuerdo con eso que hemos llegado a ser.