sábado, 7 de enero de 2012

ARRINCONADO EN EL ÍNFIMO E IRREAL...


Arrinconado en el ínfimo e irreal confín de su conciencia, el ser de palabras mira a su alrededor y se esfuerza por entender. Acaso escriba para hacer menos insoportable su confusión, o tal vez lo haga para que su fantasía llegue a hacerse parte de esa confusión. Su escritura es su respuesta a lo exterior: desde sí mismo, desde sus ensimismamientos y fantasmagorías. Es un contemplador y un testigo; parcializado testigo: siempre existirán muy estrechas relaciones entre cuanto contemple y lo que son sus propios e irrenunciables espejismos.