miércoles, 25 de enero de 2012

JORGE LUIS BORGES ME ENSEÑÓ...


Jorge Luis Borges me enseñó que las palabras podían ser mucho más que sólo palabras, y que nuestros espejismos podían convertirse en la más valiosa de las inspiraciones; que nuestras lecturas podían ser tan importantes como nuestras experiencias de vida, y que nuestros asombros podían hacerse voces que se justificaba construir y reconstruir una y mil veces; y que escribir significaba trabajar una palabra que era, esencialmente, una, una sola la voz que nos permitía reunir razones, sentimientos e imaginarios. Me enseñó que lo que para muchos podía ser banal, para otros podía llegar a convertirse en algo sagrado, y que las anécdotas transmitidas por algunos libros que amábamos leer, resultar tan firmes como los eventos reales de nuestra experiencia, y que los límites entre lo real y lo imaginario podían ser muy ambiguos, muy tenues. Me enseñó, también, que nuestras devociones literarias podían terminar por constituir una suerte de canon que, de algún modo, podía, incluso, alcanzar a justificarnos.