jueves, 19 de abril de 2012

EN SU LIBRO "LA POÉTICA DEL ESPACIO"...


     En su libro La poética del espacio, Gastón Bachelard define como expresiones extremas del espacio de la casa la concha del caracol y el nido de las aves. El caracol, dice Bachelard, lleva siempre consigo su propia casa. Ésta forma parte de su cuerpo. Casa y cuerpo van construyéndose, juntas, a lo largo de la vida del animal. La casa del caracol es la lenta y continua formación que lo cubre y lo protege. Cuando el caracol muere, su cuerpo desaparece y queda sólo la concha vacía: un símbolo de la vida ausente, un emblema de la desaparición de lo que alguna vez moró en ella. El nido, hogar del ave, simbolizaría la morada íntima construida por las más personales vivencias y afectos del ser humano. El nido no sólo protege: también esconde, aísla, aparta. El nido es el espacio natural de los enamorados. Es, según Bachelard, “una morada suave y caliente”, una “casa para la vida.” Y, sin embargo, la inmensa fuerza afectiva del nido, pareciera contradecirse en su fragilidad: cualquier cosa podría deshacerlo, desbaratarlo. Es frágil y, a la vez, intenso. Casa-nido y casa-concha: visiones extremas de ese sentido de protección y pertenencia que posee la casa, versiones máximas de nuestra muy humana necesidad de identificación y cobijo.