martes, 8 de mayo de 2012

EN SU LIBRO "LA INSTITUCIÓN IMAGINARIA DE LA SOCIEDAD"...


En su libro La institución imaginaria de la sociedad[1], Cornelius Castoriadis dice que “toda vida social tiene algo que expresar”. Y que “la historia es imposible e inconcebible fuera de la imaginación...” O sea: la historia de una nación, los itinerarios que ella ha ido construyendo en el tiempo, están muy relacionados con ciertas imágenes que esa nación proyecta de sí misma; con los dibujos o representaciones en los que se define y se muestra. Siempre según Castoriadis, esas imágenes, esos dibujos suelen identificarse con algunas instituciones-símbolos en las que encarnan la organización y la legalidad social, emblemas de eso que Castoriadis llama la “racionalidad” colectiva.

     Una sociedad que no cree en sus instituciones fundamentales, que desconfía de ellas y las contempla con permanente indiferencia o burlesco escepticismo es una sociedad desorientada, confusa ante su pasado y su presente, recelosa de sus huellas dentro del tiempo. Venezuela pareciera ser un país incrédulo ante todo cuanto pueda representarla institucionalmente. De alguna manera, y prosigo con los razonamientos de Castoriadis, los venezolanos nunca pareciéramos haber actuado “racionalmente” ante nuestras principales construcciones colectivas. Somos una nación de centros desdibujados, de asideros ausentes. Nos arropan muy pocas tradiciones. Sentimos tal vez que, como nación, nos movemos y nos hemos movido siempre al margen de las referencias, más allá de las hilvanaciones, lejos de las consolidaciones, fuera de los espacios tallados por una tradición.


[1] Madrid, Tusquets editores, 1983