jueves, 17 de mayo de 2012

ES DEMASIADO FRECUENTE EN VENEZUELA...

     Es demasiado frecuente en Venezuela el fenómeno de la rebautización de las cosas, un afán por cambiar ﷓siempre según inmediatos intereses; frecuentemente políticos﷓  los nombres de las cosas, de los pueblos, de los lugares. Algo tan definitivo y representativo como pueda ser un nombre, corre en nuestro país el permanente riesgo de transformarse bruscamente en beneficio de algún ocasional homenaje hacia algo o hacia alguien. Un espacio se identifica con aquel término que alguna vez comenzó a definirlo y que después se integró a él para siempre. En los nombres permanece siempre algo de lo nombrado. El nombre de la cosa es la cosa; o, como dijo Demócrito: "la palabra es la sombra de la cosa". En su libro Una ojeada al mapa de Venezuela, Enrique Bernardo Núñez definió a nuestro mapa nacional de "directorio político" en el que los nombres se sobreponían unos sobre otros siempre en función de aleatorios homenajes. Alguna vez se ha escuchado entre nosotros la delirante proposición de cambiar, inclusive, el nombre  del país. Quien sugería semejante absurdo argumentaba que siendo profundamente despectivo en nuestra lengua el sufijo "zuela" resultaba muy poco digno el nombre de Venezuela. Por ello el proponente terminaba su increíble alegato sugiriendo un nombre sucesor que debía relacionarse con Simón Bolívar; creo que era algo así como Repúblicadelibertador.