martes, 30 de octubre de 2012

HACE ALGUNOS AÑOS...


Hace algunos años, al responder por escrito un cuestionario sobre los significados que la lectura había tenido para mí, dije: “Mi aprendizaje lector fue arduo y contradictorio. En mi juventud recuerdo haber frecuentado muchos autores mediocres. Cuando leo las referencias de escritores a los libros que tempranamente comenzaron a acompañarlos, no deja de admirarme la impecable pulcritud de autores y libros recordados. No fue mi caso: mi aprendizaje literario llegó muy lentamente y, sobre todo, a partir de la experiencia de los años universitarios.” No estoy seguro de que hoy contestaría de la misma manera. ¿Hasta qué punto pueda hablarse de lecturas más o menos “dignas”? Creo que todas contribuyen a forjar un particular nexo entre nosotros y las voces.