jueves, 14 de noviembre de 2013

ERA LA POSIBILIDAD...

Era la posibilidad abierta tantas veces a la sorpresa; la lenta afirmación en medio de las sombras; el cauce que arrastraba impulsos y sentimientos, temores y olvidos; la tormenta de la que me guarecían ínfimos escondrijos…
Y llegó entonces el silencio.
Llegó junto a la quietud de una muerte que me despojaba de muy viejas presencias.
Y comencé a deambular por entre todos los desiertos de la tierra en busca de algún tesoro enterrado, aguardando por recuerdos que me iba entregando la memoria, una memoria siempre detenida en espacios irreales.
Mi peregrinar, extraño peregrinar, habrá de mantenerse muchos años más.

Concluirá solo cuando logre divisar alguna tierra prometida al alcance de mis manos, una tierra prometida que imagino desde mucho tiempo atrás, cuando apenas comenzaban mis pasos.