sábado, 27 de febrero de 2016

SANTIAGO: ÚLTIMAMENTE HE RECORDADO MUCHO UNA PELÍCULA...


Santiago: últimamente he recordado mucho una película, Cinema Paradiso, filme que, de muchas formas pasó a convertirse en una especie de código entre tú y yo. (Me repetiste, muchos años después de haberla visto juntos, la frase que tanto había logrado conmoverme: ésa en la que el viejo proyectista de la sala del viejo Cine “Paradiso” de un pequeño pueblo italiano, le dice a su joven amigo, un adolescente amante del cine, antes de que éste parta a Roma en busca de fortuna dentro del mundo del Séptimo Arte, y donde se convertirá en famoso director: “ya te he oído hablar bastante, ahora quiero a los demás oír hablar de ti”). De muchos modos fue una escena premonitoria de esa realidad que terminó por darse entre nosotros: tú, siguiendo tus ilusiones, inmerso en ese mundo que era el tuyo, universo poético de imágenes y formas y esfuerzos físicos que te conducían hacia nuevas alturas por conquistar… Y, luego, ya no te escuché más. No escuché más tu voz; pero, en su lugar, y como lo había dicho el personaje del cine “Paradiso”, empecé a otros oír hablar de ti. Y fue hermoso escuchar lo que tenían que decir sobre tu condición humana, tu nobleza personal, tu integridad de artista... Era, de muchos modos, el cumplimiento de aquella escena de tantos años atrás: el maestro –el padre o el maestro, como prefieras- diciéndole al discípulo esas palabras que no venían a significar otra cosa que: “crece, sé tu mismo, alcanza tus sueños y logra que esos sueños conquistados permitan a otros hablar de ti y que esas voces ajenas traigan a mí el sentido y trascendencia de eso que fuiste capaz de crear”.